LUISA ARISTIZABAL

El álbum familiar es tímido y abrupto, lleno de brincos, como ir saltando de libro en libro, de hoja en hoja, sin tiempo de pensar ni dar discernimiento; es volar sobre las hojas que se confunden con las siguientes hojas, que fue de su padre y de madre.

 

Dos razones fundamentales hacen que la familia este contada a partir de escaso registro fotográfico, (tarea imposible la mía, intentar restaurar la historia a partir de fotografías, imposible.) los registros fotográficos no dan cuenta de lo que recuerdo ser y haber sido, son apenas el marco de todo aquello que no soy y dudo que fui, son los planos que encierran lo que no recuerdo.

​

Hay más información en mi memoria, que en los registros fotográficos en mi casa. Son apenas estas fotografías, la marcación de algunas despedidas o encuentros, pero no se ocupan de la infinita transformación siempre presente al interior de los estados evolutivos de los sucesos, personalidades y formas de ser que cambian incesantemente. No es verídico el álbum de fotos en las fotos, si no en las páginas o espacios vacíos, en la ausencia de imagen. Reúno entonces en la memoria, vacíos, espacios en blanco letras insignificantes, lapsos del pasado a través de los cuales pienso y deseo, pedazos de pasado que son lo que soy y que llegaron tarde para la foto y en su lugar fueron capturados por la cámara, los instantes representativos, lo que es imposible no ver o darse cuenta de los artificios y las construcciones de cuerpos posando como castillos de libros en los pequeñísimos tiempos en la fotografía, los destellos de fantasía que  fueron encerrados en los tiempos  de un  marco llenos de posturas y lógicas compositivas, allí se señalaron los cortes en secuencia vital, los empalmes de uno y otro suceso, pero ni la vida de la secuencia ni de los sucesos quedaron en el cuerpo.

​

Fueron pocas las fotos en mi casa, así como aprendí a ver a través de unas pocas hojas revueltas, arrugadas, desteñidas y  tostadas, es así, como mi ojo modifico la foto, el punto de vista, como se volvió indirecto y subjetivo, como creció hasta salirse del plano fotográfico indirecto y errante en el silencio.

​